La
contaminación hídrica o contaminación del agua
es una modificación generalmente, provocada por el hombre,
haciéndola impropia o peligrosa para el consumo humano, la
industria, la agricultura, la pesca y las actividades recreativas,
así como para los animales domésticos y la vida natural.1
Si bien la contaminación de las aguas
puede provenir de fuentes naturales (como por ejemplo la ceniza de un
volcán)2
la mayor parte de la contaminación actual proviene de actividades
humanas. El desarrollo y la industrialización
suponen un mayor uso de agua, una gran generación de residuos,
muchos de los cuales van a parar al agua y el uso de medios de
transporte fluviales y marítimos que en muchas ocasiones, son causa
de contaminación de las aguas. Las aguas superficiales son en
general más vulnerables a la contaminación de origen antropogénico
que las aguas subterráneas, por su exposición directa a la
actividad humana. Por otra parte una fuente superficial puede
restaurarse más rápidamente que una fuente subterránea a través
de ciclos de escorrentía estacionales. Los efectos sobre la calidad
serán distintos para lagos y embalses que para ríos, y diferentes
para acuíferos de roca o arena y grava
.
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